22 de junio de 2009

Cerebro menguante


Vengo de pasar el fin de semana en el pueblo. Se trata de un pueblo pequeño de esa provincia inexistente que es Teruel. El pueblo es pequeño y pocos son sus habitantes: media docena de octogenarios que se reunen cada tarde en un par de bancos de la calle para hablar. Hablar, hablan mogollón, pero decir, lo que se dice, decir, más bien nada. A mí al menos se me escapa. Que si el granizo, que si este vive aquí, que si el otro vive allí, que si antes había vivido aquella que era prima del que vivía más allá, que si el granizo, que si hace frío, que si hace calor, que si el granizo. La experiencia más interesante que he tenido, a parte de darme cuenta de la riqueza del pensamiento y el lenguaje de la población del bajo Aragón, ha sido decidir de qué color quería las baldosas del baño. Del baño de la casa del pueblo del banco de los octogenarios del granizo.
Tengo el cerebro como encogido, como granizado.

19 de junio de 2009

Santoral laico


Nadie se merece más que este señor de rostro ingenioso, afable, amable, bondadoso, divertido, inteligente, generoso, peleón, decidido, cabal, consecuente y risueño estar en el primer puesto del ranking del santoral laico, así que queda nombrado Santo Patrón de los Santos Laicos. Espero que la iglesia calle, porque como intenten hacérselo suyo me ofrezco voluntaria para quemar el vaticano.

4 de junio de 2009

Pa las penas carretera


Cuando uno duerme mal y se levanta ansioso y triste lo mejor que puede hacer es coger el coche, poner un buen disco en el lector de CDs; un disco fresco, cañero y transparente como por ejemplo el Communiqué de los Dire Straits, y dejarse llevar por la carretera hacia el sur. Sin destino. Sólo bajar. Poner tierra de por medio. Kilómetros y kilómetros borradores de desazón. Y al llegar a una pequeña playa zambullirse en el agua y hacer unas cuantas brazadas. Secarse al sol sobre la arena. Y volver de nuevo, con el alma limpia y fresca.