6 de septiembre de 2007

A lo que íbamos


Estaba yo ayer buscando música para acompañar un post (este) que tenía rondando por la cabeza cuando saltando de una cosa a otra decidí colgar ese par de videos de ahí abajo y dejar el texto para otro momento.
El post (este) trataba de pasteles cortados y sin cortar, y de trozos a repartir y de tamaños de los trozos. Y trataba del valor de unas vidas y otras y de la depreciación de algunas de ellas.

Dice Bob (el de siempre) que uno puede tener su trozo de pastel y además comérselo. Muchos economistas han escrito sobre la repartición de la riqueza aludiendo a la figura del pastel o a la del queso. Yo empiezo por dudar que la imagen del pastel pueda extrapolarse más allá del salvaje oeste, cuando uno llegaba y se quedaba el trozo de tierra donde hincaba su estandarte.
¿A qué se refieren cuando consideran que hay algo que repartir? ¿Al planeta, a la riqueza material amasada por unos cuantos viciosos de la ambición monetaria, al conjunto de ideas elaboradas por pensadores a lo largo de varios milenios, al número de rubias o morenos por metro cuadrado?
Y es curioso, además, que los que ven el mundo como un pastel sean tan reacios a hacer trozos iguales. Con lo fácil que es coger un cuchillo y trazar una línea recta por la mitad y otra perpendicular y así hasta que hay para todos ( o se rompe por inestable).

En fin, que si esto es un pastel, yo ya me comí mi trozo con sólo haber nacido aquí y además se me está indigestando.

¿Cuantos bonzos más necesitaremos para empezar a darnos cuenta de que hay que seguir dividiendo la tarta?


3 comentarios:

Marc Ripol dijo...

Me preguntaba si la última frase de tu post era una referencia intencionada o inconsciente a:
And how many times can a man turn his head,
Pretending he just doesn't see?
The answer, my friend, is blowin' in the wind,
The answer is blowin' in the wind.

La capacidad del hombre para girar la cabeza y pretender que no ha visto va mucho más allá del instinto de supervivencia. Se acerca al desarrolladísimo instinto de mantenimiento del confort (o de pedazo de pastel), que se ha merendado a todos los demás instintos.

may borraz dijo...

Marc,
¿Sabes? lo que realmente me aterra es saber que el confort forma parte de esas terribles estructuras a priorísticas de los que estamos a este lado (como diría Mendiluce, de los que sí tenemos la pastilla) y del que no podemos escapar.

may borraz dijo...

Y sí. Parece que siempre está ahí. Bob por aquí, Bob por allí. La referencia era inconsciente, pero es que parece que este señor sea el padre de mi lenguaje.