Quizás deberiamos empezar a pensar en volver a subir a las azoteas.
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- Y no tiene ninguna importancia -dijo Wolf-, si se ha vivido. Pero de lo que me quejo es de que se empiece por envejecer. Mire, señor Brul, mi punto de vista es simple: mientras exista un lugar en el que haya aire, sol y hierba, tenemos la obligación de lamentar no estar allí, sobre todo si somos jóvenes. Boris Vian. La hierba roja.
3 comentarios:
Y una vez arriba... ¿qué hacemos? ¿mirar el paisaje? ¿colgar la ropa? ¿saltar al grito de ¡banzaaaai!? ¿escupir a los transeúntes? ¿cantar We are the world?
¡Has vuelto a la criptitud!
Pero sea para el motivo que sea, si “quizás deberíamos empezar a pensar” más vale que lo dejemos, porque no vamos a pasar nunca del tercero. ¡O se sube o no se sube, pero sin tantos condicionales!
Marc
Sí. Críptica e ingenua. He encontrado el video buscando otras cosas y he tenido ganas de subir a cantar yo también. Pero como no sé cantar y de tocar el bajo ya ni me acuerdo me ha cogido morriña.Una mala mañana la tiene cualquiera. Mejor lo de banzai lo grito tirándome al agua.
Y sabes qué? Que me bajo
Uno de los mayores logros de la mierda de sistema en el que vivimos es haber conseguido que la oposición se queje con complejo. Que el derecho a réplica siempre vaya acompañado de resentimiento y amargura. Te joden por un lado y te crean mala sangre cuando tienes ganas de gritar.
Nuestra pena y nuestro dolor les alimenta porque los muy hijos de puta se alimentan de ello.
Lo de la azotea como espacio festivo de queja y reivindicación es un intento de oponerse desde el placer y la alegría. Porque a base de placer y alegría quizás se queden anoréxicos y mueran de una puta vez.
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