1 de julio de 2007

Desde la transparencia



Desde la transparencia es difícil escribir. Desde la transparencia es difícil pensar. Desde la transparencia sólo se siente. Los conceptos son demasiado opacos y chocan contra ella. El silencio se impone y el sueño es fácil. Los círculos parecen cerrarse sin necesidad de cuadrarlos. El orden, antes buscado y a la vez denostado, se da de forma fácil y natural, sin imposiciones, con cariño y dulzura. Desde la transparencia uno se da cuenta de que esta sólo puede ser temporal, porque la transparencia no señala hacia dentro sino hacia fuera. La transparencia no conoce de egos, los deshace. Y sin ego sólo queda el otro, y el otro, y el otro, y así hasta llegar muy lejos. Así que uno intenta conservar un poco de esa transparencia muy dentro del alma y desde esa pequeña y a la vez enorme ración de privilegio girarse alrededor y volver hacia el mundo y sus conceptos y sus opacidades y sus costras y pensar cómo demonios vamos a conseguir borrarlas, aunque sólo sea un poco, rayita a rayita.