3 de octubre de 2011

Lentejuelas



Hace un par de días, charlando con unos amigos, me comprometí a retomar este blog. La excusa era hacer una entrada sobre el artista antes conocido como el artista antes conocido como Prince. Así que esta mañana, con la excusa del fin de semana por en medio, me he decidido a googlelizarlo. He averiguado algunas cosas sobre él y sus últimos años de carrera (sí, sigue vivo, sacó un disco el año pasado, llena las salas allá donde toca, se pueden ver sus últimas actuaciones en you tube, es testigo de Jehová) pero sobre todo he averiguado algo sobre mí: he vuelto a dejarme engañar por la tóxica neblina nocturna. Lo de retomar el blog está bien, pero hay muchos temas sobre los que no he escrito durante estos últimos meses (años?) y que se merecen más mi atención: las revoluciones árabes, el salvaje neoliberalismo desbocado y salido de madre, la recién aprobada tasa Tobin, la hora a la que dejas llegar a tu hijo adolescente la primera noche que sale de marcha en la ciudad, si votas útil o votas utopías....
El funky de Prince en los 80’s tenía un punto desgarbado e insolente, que no le he sabido ver hoy. He visto mucha lentejuela y a un tipo serio haciendo una música que, no sólo ya no me invitaba a bailar, sino que ya ni siquiera rugía como antaño. Probablemente, excepto algunos magníficos temas, nunca me gustó lo suficiente como para haber mantenido mi admiración hacia su música a lo largo de los años, pero si ha servido de excusa para desenterrar el blog, bienvenido sea Tafkap.
Y mañana Tobin.