17 de junio de 2007

Mr. Robert Zimmerman


El otro día leí en el diario que Bob Dylan cumplía 66 años. Al igual que la semana anterior con el 40 aniversario del Sgt. Peppers de los Beatles, le cedí el cuadradito de la foto del Messenger y quité mi foto para poner una suya muy bonita en blanco y negro de cuando era joven, en la que aparece paseando del brazo de una encantadora muchacha.

Era una especie de homenaje tonto, pero me apetecía hacerlo y le añadí además una bonita frase sacada de la canción que le dedicó David Bowie, en la que define su voz como “A voice like sand and glue”.

Bueno, en fin, que me apetecía mostrar ahí a Dylan, tan entrañable y tan sublime.

Pero claro, como no tenía fotos suyas en el ordenador fui al buscador, puse su nombre y cliqué en imágenes. Había varias, muchas de ellas harto conocidas y contempladas hasta la saciedad en camisetas, pins, posters y banderas. Con rizos cortos, con rizos largos, con gafas negras, sin gafas negras, con sombrero, sin sombrero, con la guitarra colgada a la espalda, sin guitarra…
Pero había una que, pese a haber dado la vuelta al mundo
en su día, nunca, que yo sepa, ha servido como imagen en ningún tipo de gadget de culto. Es la famosa foto en la que el Papa Juan Pablo II le coge la mano a Mr. Robert Zimmerman.


A muchos de sus fans nos dolió aquella imagen igual que nos había dolido que Cat Stevens se convirtiera de repente en Yusuf Islam....Y es que nos habían vendido que el rock'n'roll defendía la no sumisión a mandamases externos, que no podía ir de la mano de la política o de la religión, que debía estar desligado de cualquier institución que detentara algún tipo de poder. ¡Que ingenuos éramos! Creíamos en la libertad de expresión y nos molestaba cuando otros se expresaban de forma contraria a la nuestra. ¡Que arrogantes éramos!

Ingenuos y arrogantes, sin duda, pero no estúpidos. Porque una cosa es convertirse al Islam y otra apoyar la fatwa de Jomeini contra Rushdie. Una cosa es convertirse al cristianismo ( no está muy claro si realmente lo hizo, en cualquier caso parece que luego volvió al judaísmo más ortodoxo) y otra estrechar la mano del cabeza de una de las instituciones menos cristianas que existen.

He leído que Benedicto XVI, entonces Cardenal Ratzinger, odia a Bob Dylan y al Rock'n'Roll en general. Desde luego, parece más leído que su antecesor. Lo siento por los aperturistas, lo tienen chungo; pero a mí, la verdad, me encanta. Es la caricatura perfecta de todo lo que más me molesta de la Iglesia. El Papa Wojtyla me intranquilizaba; con su ecumenismo ladino era capaz de ampliar aún más el número de adeptos a su enorme secta. Este, en cambio, asusta, y dudo que atraiga a muchos indecisos.


Happy Birthday Bob!