1 de octubre de 2009

Lucy

Cuenta la leyenda que un día Julian Lennon, hijo de John, llegó a casa con un dibujo en el que salía su amiga Lucy pintada con estrellas en los ojos. La leyenda sigue contando que ese fue el origen de la canción Lucy in the Sky with Diamonds. La canción tiene una melodía increíblemente sencilla, como casi todas las de los Beatles. Parece que enchufen directamente el jack de la guitarra a un árbol y empiecen a cantar. Los arreglos son complejos y sofisticados, típicos de su última etapa.

El tema fue polémico porque se creyó que las iniciales de la canción hacían referencia al LSD, y que era una forma secreta de hacer apología de esa substancia visionaria, tan de moda entre la élite intelectual de aquel entonces.

Como casi todas las leyendas, debe tener algo de cierto en el fondo y mucho de adorno en la superficie. Es evidente que la imaginación infantil, sin ningún tipo de coacción ni límites estructurantes, es sumamente creativa, colorida, distorsionada y surrealista para el punto de vista encorsetado del adulto. Lo mismo pasa con el LSD, que diluye las férreas condiciones de posibilidad de la razón, dejando que lo sentido fluya en un limbo en el que el lenguaje no tiene cabida. La experiencia de ácido es como la canción de los Beatles, te acerca a la simplicidad de la existencia y a la vez te bombardea con un montón de complejidades que se superponen a ella de forma casi ladina. Melodía sencilla y arreglos complejos.

La canción es hoy noticia porque Lucy ha muerto. No importa más que cualquier otra muerte, pero hace pensar en la canción. Dicen que a ella no le gustó jamás.